Situaciones imprevistas

En ocasiones la vida nos sorprende con acontecimientos que no esperábamos, que no teníamos previstos, que vemos en otras personas pero nunca pensábamos que nos iban a tocar, para las que no estábamos preparados, y que le dan un vuelco a nuestro día a día, a las relaciones familiares, a las perspectivas de futuro.

• Un embarazo no deseado, o no previsto
• Un trabajo que provoca separaciones prolongadas o ausencias del hogar.
• Síndrome del “nido vacío”: Adaptarse a la emancipación de hijos e hijas.
• Cambio de domicilio de toda la familia, donde se ha de enfrentar a los retos: la adaptación al nuevo entorno, el cambio de colegio para los hijos, hacer nuevas relaciones, separación de los amigos, etc.
• Situaciones de conflicto abierto entre progenitores y/o separación o un divorcio difícil.
• Cambios en las situaciones laborales (sea por jubilación, o por la pérdida de trabajo).
• Integración de “otras personas” en el hogar (acogimiento, adopción, un nuevo nacimiento, etc.)
• Situaciones de discapacidad o enfermedad grave prolongada,
• Un accidente grave de uno de los miembros con consecuencias psíquicas y/o físicas.
• El fallecimiento de un ser querido, especialmente si es repentino.

Algunas veces somos capaces de afrontar esas situaciones, pero en otras ocasiones nos sentimos incapaces de encajarlas adecuadamente. Es lo que llamamos estrés familiar. La ayuda profesional puede ser clave para plantarle cara a estas situaciones, para integrarlas en una dinámica familiar sana y para construir nuevos espacios.