Lleva mucho tiempo llegar a ser joven.
(Pablo Picasso)
Naciste siendo un original. No mueras siendo una copia.
(John Mason)
Usted no puede hacer volver hacia atrás el reloj. Pero puede darle cuerda de nuevo.
(John Mason)
Me he despertado temprano e inquieto, pues hoy, 6 de marzo de 2015, es mi cumpleaños. ¡Tengo tres!!!
Una pequeña tarta sobre la mesa espera que sean encendidas sus velas para que yo pueda soplarlas. Alguien ha escrito con nata achocolatada: “Feliz cumpleaños. Fundación Alamedillas”. Nací porque un buen día, a los socios, se les ocurrió que sería interesante mi presencia, que podía aportar savia y espacios nuevos.
Recuerdo que apenas hace tres semanas justas, el 13 de febrero, en esta misma mesa había otra tarta, mucho más grande y “velada”: ¡20 velas! para el aniversario de la Asociación de Educadores Las Alamedillas
Todos los días, al concluir la jornada, ella y yo, Asociación y Fundación, nos sentamos en el sofá, con la tele apagada, a compartir recuerdos; un día con unos viejos álbumes de fotos, otros con un azulado papel de alta en el Servicio de Educación Social, o con viejos vídeos de campamentos y actividades comunitarias… y es que 7.300 días dan para muchas anécdotas.
De esos encuentros vespertinos me he quedado, la verdad, sólo con algunos datos:
El 13 de febrero de 1995 fue el nacimiento “oficial”, el bautizo administrativo, pues la Asociación ya gateaba y daba sus primeros pasos allá seis años antes: allá por 1989 un grupo de profesores de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce hacía trabajo de calle y gestionaba actividades extraescolares en los barrios de Santa Ana y Las Alamedillas, en el norte de Madrid, distrito de Fuencarral.
Lo he contado alguna vez: Tengo una cuñada que se llama Sayonara. Sí, Sayonara. Y es que su padre, el día que fue al registro no estaba en condiciones “normales” y, ante la pregunta de “¿cómo se llama la niña?” miró una bolsa de compra en que estaba impreso ese nombre y… ¡con Sayonara se quedó! Lo cierto es que, cuando bautizaron a la Asociación, se limitaron a mirar el barrio (que no la bolsa) y ¡con Alamedillas nos quedamos!
En la década de los 90, antes de ser registrada oficialmente, inició su colaboración profesional con los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid, para hacer Educación de Calle; Atención a Familias, a inmigrantes, a mujeres, a abuelos/as acogedores/as…; Prevención de drogodependencias; Inserción Sociolaboral; Formación del Voluntariado; Plan de Formación continua; Lectura a domicilio para personas mayores; Atención psicosocial; Apoyo al estudio; Centro de Día para adolescentes; Centro de Apoyo a la Inserción Sociolaboral; Acompañamiento Social; Comisiones de participación; Campamentos urbanos para menores en riesgo; Jornadas formativas; etc. ¡Hasta hoy!, pasando por casi todos los distritos de la capital.
A partir de 1998 se hace presente en otros municipios de la Comunidad Autónoma: Valdemoro, Móstoles, Sevilla la Nueva, Alcorcón, Torrejón de la Calzada, Parla, Guadalix de la Sierra, Torrejón de la Calzada; Fuenlabrada, Las Rozas, Torrelodones, Hoyo de Manzanares, Alpedrete, Moralzarzal, Arganda del Rey, Campo Real, Loeches, Griñón, Moraleja de Enmedio, Torrejón de Velasco, Cubas de la Sagra, Arroyomolinos, El Molar… Recuerdo haber memorizado el extenso nombre de alguno de ellos: “Formación Prelaboral Integrada de auxiliares de hogar, limpieza y hostelería para inmigrantes en proceso de inserción sociolaboral” ; otros, por “extraños” ni siquiera había que memorizarlo, como un taller textil gestionado hace ya unos años…
Desde el primer momento procuraron aplicar la estrategia reflexión-acción, juntando en distintos espacios y momentos a los profesionales: primero lo llamaron interprogramas o seminarios de formación; luego, equipos de proyecto o espacios de reflexión sobre el modelo educativo, la calidad y el cuidado profesional; hacia 2002, lo llamaron equipos de gestión del conocimiento, y luego realizaron investigaciones sobre estrés, burnout, riesgos psicosociales vinculados a la intervención… y han participado en el equipo de redacción de la Carta de Servicios de Educación Social del Ayuntamiento de Madrid.
Recuerdo, sobre todo, la emoción con la que me contaba cómo en 2008 obtuvieron en “Sello de compromiso hacia la Excelencia Europea por su gestión de un sistema de Calidad basado en el sistema EFQM”; o como vivieron los estudios e investigaciones sobre la prevención de riesgos psicosociales de los profesionales, realizados durante distintos años y enfoques; o cómo plantaron su primer árbol y publicaron (2012) su primer libro: “Manual de Buenas Prácticas en la Intervención Socioeducativa con Familias” (Editorial Popular)”; o el esfuerzo para acreditarse como Agencia de Colocación nº 1300000033; o cuánto les costó “parirme” a mí, la Fundación Alamedillas; o el trabajo que se realiza desde los Comités de Conciliación e Igualdad, procurando mejorar el cuidado y calidad de los y las profesionales, personas primero; o… ¡tantas y tantos pequeños detalles de cada jornada!
Quiero contaros algo que nadie os va a decir: El día del cumpleaños de la Asociación no la vi del todo contenta… ¿Por? Años y años cuidando a sus profesionales; velando para que los coordinadores y coordinadoras de programa gestionasen con calidad los servicios mediando con la Administración; reuniéndolos para reflexionar sobre las actuaciones y mejorarlas; facilitándoles la figura de un profesional externo que les supervisase y orientase… para que los servicios sociales (con minúscula) sean ofrecidos al mejor postor, para que la calidad de las actuaciones pase a un plano secundario a la hora de valorar un servicio público… Y, al año siguiente o al otro, si la primera vez salió por cinco y “alguien” lo hizo por cuatro, volverán a sacarlo, pero esta vez por tres, y habrá quien ofrezca dos… hasta que tengamos que pagar por hacerlo.
¿Qué les pasa a los tomates más baratos del supermercado? Te responderé yo: ¡que los llevas a casa y no sirven ni para untar pan! ¿Alguna vez te han regalado tomates buenos a la entrada del mercado?
Después, apenas unas semanas después, nuestros oídos escuchan: “no tiene color”, “no tienen ni idea”, “tenemos que empezar de cero otra vez”… y de nuestros labios, a veces, se escapa un “¡con patatas se lo coman!” o “¡es lo que quieren, es lo que tienen!”, o… olvidándonos que los responsables sociales también sienten que la responsabilidad que tienen asignada no es política y económicamente respaldada.
Quizás ese amago de tristeza el día de su 20 cumpleaños sea porque son las personas y familias –cada día más numerosas y problematizadas- quienes sufren, en última instancia, las consecuencias de esta “desprofesionalización” en la atención y en la ayuda para mejorar su convivencia y bienestar. Puede que de algunas de las problemáticas que les afectan, ellos y ellas sean los responsables, sin duda. Pero existen otras situaciones que les oprimen o dificultan y… de esas ni son “culpables” ni disponen de vías de solución. Hay túneles que ya no tienen luz, o quizás nos ampara la noche y confundimos el espacio.. Además, ella, la Asociación, se marcó como objetivo “evitar la exclusión social” y estas cosas que pasan, joden, qué quieres que te diga: joden bastante.
Pero, bueno, volvamos a la realidad y dejemos a un lado los recuerdos compartidos en las tardes de sofá, que hoy es mi tercer cumpleaños. ¿Nadie va a felicitarme? ¿Acaso alguien me traerá regalos? He preparado globos, picoteo y hasta piñata.
Hace ya unos días que pinté, una a una, las invitaciones que iba a enviar a mis amigos y amigas. Mi papá sacó unas fotocopias y yo hice el resto. Las llevé en la mochila durante la última semana e iba entregándolas en mano, recordándoles: “No faltes, te espero, lo pasaremos guay”.
Les espero a las seis, cuando terminen su trabajo, porque no está bien visto que celebremos en horario laboral. Sé que algunos y algunas profesionales llegarán más tarde, porque muchos días salen de las visitas domiciliarias con la luz de las farolas, pero ¡vendrán! Sé que vendrán desde el servicio de atención a familias en Azuqueca, desde la atención socioeducativa en la mancomunidad Suroeste, desde el proyecto ARA en Móstoles… y desde cada uno de los “chopotocientos” servicios de la Asociación en Madrid, Alcorcón, Arganda, Torrelodones, Griñón, Campo Real… Sé que también nos acompañarán muchos y muchas técnicos y responsables, porque nos apreciamos mutuamente y los cumpleaños hay que compartirlos.
Seremos muchos y muchas los que nos juntemos en torno a mi tarta, a quienes pediré que me ayuden a soplar las velas. Yo, con los ojos cerrados, recodaré la frase de Mandela “todo parece imposible hasta que se hace” y pediré un deseo.
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